ASI DICE EL ALTO Y SUBLIME

Yo soy el Dios tuyo,que te enseña provechosamente el camino que debes seguir...

miércoles, 26 de marzo de 2014

"Dios entró a jugar conmigo".



Mathias Vidangossy explica su proceso de sanación

"Estuve mucho tiempo angustiado"
El volante, clave en el triunfo de Colo Colo sobre O’Higgins (3-0), dice que en ese partido "Dios entró a jugar conmigo"


    

E n resumidas cuentas, esta es la historia de Mathias Vidangossy, de apenas 26 años, pero con un currículo digno de un veterano en el fútbol, con un paso por diez clubes de Chile, Brasil y España. La historia del chico que deslumbró en el Mundial Juvenil del 2007 y que nunca volvió a mostrar ese talento, salvo chispazos. El mediapunta que con cada fracaso se iba llenando de frustraciones. Hasta su desahogo del domingo ante O’Higgins, cuando en apenas 15, se pasó a quien quiso, tiró el centro que terminó en el gol de Claudio Baeza (2-1) y celebró apuntando al cielo. Redimido. Asegura que es otro. “Siento toda la honra y la gloria de Dios en este tiempo”, dice el jugador de Colo Colo.

-Mathias, siempre te estás recriminando por tus fallas.

-Dios me abrió los ojos para que dejara de martirizarme por las cosas que habían pasado. Es un tiempo nuevo, de calma, que más que aprovechar el fútbol es aprovechar mi vida. Estuve mucho tiempo angustiado por algo que no fue y me pesaba. Hoy no me pesa nada y estoy súper tranquilo con mi vida, llenando espacios que estaban llenos de frustraciones y angustias, y hoy las boté, y no lo digo por el partido, lo digo porque mi vida dio un vuelco tremendo. Si supieras en verdad todos mis procesos. El cambio de vida lo vengo experimentando hace un tiempo.

-¿A qué te refieres con ese cambio de vida?

-Dios está viviendo en mí y me sacó todas esas frustraciones, esa angustia, esas penas que tenía dentro. Las preguntas de por qué no puedo jugar, Él me las respondió. Es más, no estoy jugando, pero el equipo lo está haciendo bien y bendición para ellos.

-¿Y le cuentas todo esto a tus compañeros?

-Con el que más converso es con el Quili (Vilches) porque también es cristiano. Nos desahogamos en las concentraciones, con lectura de Biblia, y llegamos a la conclusión de que Dios es grande. A otros les cuento que ahora, a los 26 años, me di cuenta de cosas que antes no veía.

-Por ejemplo.

-Antes, cuando no jugaba, decía qué puedo hacer, ¿que el equipo pierda para que se den cuenta que yo tengo que jugar? Hoy digo ganemos y los voy a apoyar desde fuera. Para tener ese cambio de actitud hay que despertar y a veces es difícil hacerlo.

-¿Tus amigos te llevaron a la iglesia?

-Más que llevarme a la iglesia, mis amigos me decían “Mathi, en Dios está todo” . Ambos son músicos, Gustavo Serqueira toca piano e iba a la casa de mis papás; y el otro es Josué Villalobos. Y yo, que era de ver para creer, les decía, “hermano, no puedo, no puedo tener esa fe que tienes tú” . Un día algo me sorprendió, sentí que Dios llegó a la casa y que todas las estructuras mentales de ver para creer se me derrumbaron.

-Y entonces…

-Ahí empieza mi cambio, un proceso larguísimo de botar esa frustración, angustia y pena.

-Siempre fuiste un chico talentoso, pero triste.

-Ese fue mi mayor tema durante mucho tiempo. Todos me decían “pucha Mathi, más que verte jugando, te queremos ver feliz jugando”. Y yo les decía que quería jugar primero para que me vieran feliz. Hoy estoy feliz en cualquier lado y agradezco eso.

-¿Se juntan siempre?

-Sí. Además el pastor Cristian y la pastora Jeanette son mis padres espirituales. Vienen hace ocho meses todos los jueves a mi casa o vamos a la casa de mi abuela en Peñalolén, la Rose Marie, la Monito. Y mi polola, la Francisca.

-Ante O’Higgins jugaste bien, hace rato que no eras capaz de eludir rivales.

-Mucha gente me lo dijo y no hay respuesta, solo te digo que Dios entró a jugar conmigo. Ahí está el milagro, los milagros también ocurren y lo lindo es que Dios lo hizo ahí en el estadio delante de toda la gente.

Hoy no me pesa nada y estoy súper tranquilo con mi vida