ASI DICE EL ALTO Y SUBLIME

Yo soy el Dios tuyo,que te enseña provechosamente el camino que debes seguir...

jueves, 7 de julio de 2011

PERTENECIENDO AL CUERPO

Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.

(Colosenses 3.15)

Muchos creyentes van a la iglesia de la misma manera que van a la oficina de correos. No saben quién abrió la agencia o la limpió. No les interesa nadie más allí, excepto los funcionarios. Todo lo que desean es enviar su correspondencia para irse después. Ni siquiera se interesan en ojear rápidamente hacia las otras personas que están en la fila, a menos que alguien los llame por el nombre. Si esto sucede, entonces voltean y conversan un poco con aquella persona.

Esto es lo que les sucede a muchos creyentes. Todo lo que les interesa es disfrutar del culto, del pastor y de su mensaje. No saben quién abrió el templo, quién lo barrió, colocó los himnarios en las sillas, etc. Todo lo que desean es oír el sermón y desaparecer, volviendo a casa. Si alguien los saluda, entonces paran, conversan un poco antes de desaparecer, yéndose para la casa.

Con seguridad, eso está mal. Todo creyente debería ser un miembro activo de su iglesia. Si usted es culpable de este tipo de actitud en relación a la iglesia, debe parar. Necesita hacerse miembro de una iglesia local y hacer que su membresía sea significativa.

Hacerse miembro activo de una iglesia

no es opcional para su crecimiento en la santidad.

Esto es lo que la Biblia enseña con la expresión “en un cuerpo”, que encontramos en el versículo que citamos al principio. En su conversión, usted fue unido espiritualmente al cuerpo de Cristo. Esto sucede porque la salvación se asemeja a un paquete. Incluye regeneración, justificación, adopción, habitación del Espíritu, etc. Uno de los elementos de este paquete es la unión con Cristo, o sea, el proceso por el cual el Espíritu Santo lo injerta en el cuerpo de Cristo, de modo que usted llega a ser un miembro orgánico de ese cuerpo (I Cor 12.12-13), en lugar de un miembro autónomo.

Es necesario que esta experiencia espiritual sea traducida a términos concretos por medio de su deliberada unión visible a un grupo de creyentes. Por causa de nuestra unión espiritual con Cristo, juntarse a un grupo de creyentes debe ser su deseo. En usted debe haber el deseo de pertenecer al pueblo de Dios, que es la familia de Dios. Esto es lo que significa ser miembro de una iglesia: es una expresión externa y objetiva de una experiencia subjetiva e íntima.

El Nuevo Testamento no menciona nada con respecto a creyentes que no se interesaban en la iglesia y vivían aisladamente la vida cristiana, andando de aquí para allá. Usted tiene que pertenecer a una iglesia local. Existen muchos creyentes que son semejantes a plantas acuáticas, viven fluctuando de iglesia en iglesia. No pertenecen a la membresía de ninguna, pero están presentes en todas las “poderosas” reuniones de la ciudad. Donde es abierta una nueva iglesia, allí los encontraremos. Y, si otra iglesia es establecida, tales creyentes cambiarán allí.

…su membresía en una iglesia no puede consistir simplemente en un registro formal de miembros. Necesita ser expresada en el involucramiento práctico en toda la vida de la iglesia.

Su crecimiento espiritual es el motivo por el cual Dios desea que usted se haga miembro de una iglesia. Hacerse miembro activo de una iglesia no es opcional para su crecimiento en la santidad. Las inevitables implicaciones de pertenecer a la membresía de una iglesia pueden ser resumidas en la palabra “responsabilidad”, siendo ésta una responsabilidad que tenemos indirectamente para con Dios y directamente los unos para con los otros. Considere el ejemplo de los discípulos presentado en el Nuevo Testamento (Hch 2.42-47; 4:32-35).

Éste es el motivo por el cual su membresía en una iglesia no puede consistir simplemente en un registro formal de miembros. Necesita ser expresada en el involucramiento práctico en toda la vida de la iglesia. Hágase semejante a un hijo que se involucra positivamente en las tareas del hogar.

¿Usted es un verdadero miembro de la iglesia? Si no, ¡termine con esa actitud inmediatamente! Si es miembro de una iglesia, ¿usted es responsable? ¿Existe una real diferencia entre usted y los visitantes? Piense acerca de los miembros de su iglesia, ¿los conoce? ¿Está orando y se interesa por ellos para ayudarlos en sus necesidades? ¡Hágase ahora un miembro responsable de la iglesia!

Es posible ser diligente en nuestra religión y distante en nuestro relacionamiento.

JOHN BLANCHARD (Pastor de la Iglesia Bautista Reformada Kabwata (KBC) en Lusaka, Zambia, África, desde 1987)

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