ASI DICE EL ALTO Y SUBLIME

Yo soy el Dios tuyo,que te enseña provechosamente el camino que debes seguir...

jueves, 10 de diciembre de 2015

La mujer en la iglesia de Cristo

En cuanto a enseñar o predicar, la Palabra de Dios dice: «Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sometidas, como también la ley lo dice» (1 Co. 14:34-38). Y: «La mujer aprenda en silencio, con toda sumisión. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, y después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión» (1 Ti. 2:11-12). También en Primera Corintios 14:29 dice: «Asimismo, los profetas hablen ...». No dice, «las profetisas hablen.» En la iglesia de Tiatira había una mujer que se había arrogado el papel de enseñante, y el Señor expresa Su desaprobación diciendo: «Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe» (Ap. 2:20).
Asimismo, cuando se trata de ejercer la autoridad en los asuntos administrativos de una asamblea local, la Palabra de Dios dice que aquellos que están en aquel puesto deben ser «marido de una sola mujer» (1 Ti. 3:2). La Palabra de Dios dice también: «Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para considerar este asunto» (Hch. 15:6, y v. 7: «varones hermanos»). Esto muestra que las mujeres, aunque formaban parte de la asamblea, no formaban parte del liderazgo administrativo. La Escritura habla de «varones principales entre los hermanos», pero nunca habla favorablemente de mujeres guiando entre los hermanos (Hch. 15:22, RVR). Ellas no deben «ejercer dominio sobre el hombre» (1 Ti. 2:12).

Las hermanas tienen una gran área de ministerio que cumplir para el Señor y que los hombres a menudo no pueden hacer. Pero esas cosas pertenecen a la esfera doméstica. No tienen necesidad de rivalizar con los hermanos en su esfera de ministerio público y administración. La Escritura dice: «Las ancianas ... que enseñen a las mujeres jóvenes a ser amantes de sus maridos y de sus hijos, a ser sensatas, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada» (Tit. 2:4-5). Y: «quiero pues que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa ...» (1 Ti. 5:14). «Tu mujer será como fecunda vid en las partes más interiores de tu casa» (Sal. 128:3, BAS, margen). Se podrían citar muchas otras Escrituras para mostrar la esfera en la que las hermanas deben ministrar.
Nos damos cuenta de que esto no es popular en la actualidad, y que será particularmente difícil de aceptar por parte de quienes se inclinan hacia la filosofía del Feminismo. Sin embargo, la Biblia da al menos tres razones por las que las hermanas deben tener un puesto de sujeción en el cristianismo. Después que el Apóstol Pablo se refiere al puesto de las hermanas en la casa de Dios en Primera Timoteo 2:9-12, pasa a decir por qué, usando la palabra «Porque» para comenzar el siguiente versículo (13).

1) Orden de creación. «Porque Adán fue formado primero, después Eva» (1 Ti. 2:13). Dios pudo haber hecho juntos al hombre y a la mujer, pero Él escogió hacer primero a Adán. Lo hizo para indicar que era Su intención desde el principio que el varón tuviese el puesto de guía en la creación. Los hombres no se han arrogado este puesto, sino que les ha sido dado por Dios. El hecho de que Dios hiciese al varón el género más fuerte de los dos indica que estaba en Su propósito que el hombre tuviese el puesto de guía. También, la constitución misma de la mujer es predominantemente emocional. Esto es sumamente necesario para la esfera de servicio que Dios les ha encomendado, pero puede ser calamitoso en la administración y en otras responsabilidades de liderazgo, en las que las emociones han de ser mantenidas bajo control. Dios dio la mujer al hombre para que fuese su ayuda idónea y complemento, no su rival (Gn. 2:18; 1 Co. 11:9). Los dos se complementan maravillosamente el uno al otro cuando operan en los ámbitos que Dios les ha designado.

2) Gubernamental. «Y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión» (1 Ti. 2:14). Cuando Eva actuó con independencia y asumió el liderazgo en la casa de Adán, vino la ruina. Desde aquel momento, su puesto sería el de sujeción a su marido. Ésta era la resolución gubernamental de Dios sobre ella. El Señor dijo a la mujer: «tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti» (Gn. 3:16). Una hermana que reconoce este puesto que Dios le ha dado puede ser una verdadera bendición (Sal. 128:3, «como vid que lleva fruto»). En la Escritura, las mujeres que rehusaron aceptar el puesto que Dios les había asignado y que asumieron el liderazgo fueron generalmente causa de perturbación y ruina (Gn. 3:6; Mt. 13:33; Ap. 2:20; 1 Co. 14:33-34). No debemos pensar que el gobierno de Dios recae sólo sobre la mujer. El hombre está también bajo el gobierno de Dios. Él es responsable para la provisión de alimento y refugio para su familia (Gn. 3:17-19). Un hombre que no haga esto es peor que un incrédulo (1 Ti. 5:8).

3. Testimonial: En otros pasajes, el Apóstol Pablo dice: «Las casadas estén sometidas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sometida a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. ... Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia» (Ef. 5:22-24, 32). Ésta es una tercera razón por la que las mujeres cristianas deben asumir un puesto de sujeción. Las hermanas que están en relación matrimonial pueden, mediante su sujeción a sus maridos, exhibir ante el mundo una pequeña imagen de la sujeción de la iglesia a Cristo.


¡Qué triste ver hoy que este orden es dejado de lado en casi cada asamblea cristiana! Las Escrituras que hemos citado son o bien torcidas, o bien consideradas como anticuadas y prejuiciadas. Hoy las mujeres predican y enseñan desde púlpitos y están en papeles que corresponden a ancianos en las diversas llamadas iglesias. Sin embargo, las hermanas que han aceptado el orden de Dios han encontrado una paz y un contentamiento en la aceptación de la voluntad de Dios que va más allá de toda explicación.

No hay comentarios: