Si Cristo les ha dado a ustedes poder para animar a los demás, y si el amor que ustedes tienen los lleva a consolar a otros, y si todos ustedes tienen el mismo Espíritu y son compasivos,
les pido que vivan en armonía y que se amen unos a otros. Así me harán muy feliz. Pónganse de acuerdo en lo que piensan, deseen las mismas cosas y
no hagan nada por orgullo o sólo por pelear. Al contrario, hagan todo con humildad, y vean a los demás como mejores a ustedes mismos.
Nadie busque el bien sólo para sí mismo, sino para todos.
Tengan la misma manera de pensar que tuvo Jesucristo:
Aunque Cristo siempre fue igual a Dios, no insistió en esa igualdad.
Al contrario, renunció a esa igualdad, y se hizo igual a nosotros, haciéndose esclavo de todos.
Como hombre, se humilló a sí mismo y obedeció a Dios hasta la muerte: ¡murió clavado en una cruz!
Por eso Dios le otorgó el más alto privilegio, y le dio el más importante de todos los nombres,
para que ante él se arrodillen todos los que están en el cielo, y los que están en la tierra, y los que están debajo de la tierra;
para que todos reconozcan que Jesucristo es el Señor y den gloria a Dios el Padre.
FILIPENSES 2
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